La Dirofilariosis es una enfermedad parasitaria
producida por el parásito nematodo Dirofilaria
immitis localizada en regiones
mediterráneas y tropicales. Se transmite por mosquitos y origina una
insuficiencia cardíaca debida a la presencia del parásito en el lado derecho
del corazón y la arteria pulmonar.
Debido
a la duración del ciclo vital de las filarias, los síntomas suelen aparecer a
partir del año de la infección. Los animales con infección ligera pueden
permanecer asintomáticos durante largos períodos de tiempo.
Cuando
un mosquito pica a un animal portador, adquiere las larvas del parásito junto
con la sangre del perro. Cuando el parásito ingresa en el mosquito, sufre dos
mudas o transformaciones en su interior antes de resultar de nuevo la larva
infecciosa para el perro. Es entonces cuando, al picar a otro animal, el
mosquito deposita al parásito sobre su piel, el cual aprovecha la herida de la
picadura para penetrar en el perro.
Las
larvas o microfilarias migran por los tejidos
del perro y sufren nuevas mudas hasta penetrar en los vasos sanguíneos
del animal, por donde se mueven hasta llegar a las arterias pulmonares. Allí
maduran hasta el estado adulto y liberan formas larvarias. Cuando el número y
tamaño de las filarias adultas es grande, pueden ocupar la aurícula derecha del
corazón y alcanzar la vena cava y las venas hepáticas.
Los
síntomas que pueden aparecer están asociados a la enfermedad cardiopulmonar
crónica que originan los parásitos: tos, dificultad respiratoria, debilidad,
ascitis (acúmulo de líquido en abdomen), derrame pleural (líquido entre las
membranas que rodean los pulmones), síncopes, etc. Sin el debido tratamiento, el animal puede llegar a
morir.
Los hallazgos físicos y de
laboratorio, y las radiografías torácicas pueden hacernos sospechar la
enfermedad, pero el diagnóstico definitivo se basa en la observación de las
fases larvarias del parásito en sangre circulante, la detección de los
parásitos adultos por medio de ecocardiografía en casos de parasitosis masiva,
o la detección del antígeno del parásito mediante pruebas serológicas.
Debido
a la dificultad del tratamiento médico y a sus posibles efectos secundarios, es
muy recomendable prevenir la infección en nuestros animales siempre que vayamos
a desplazarnos a zonas de riesgo o si vivimos en ellas. La enfermedad se puede
producir en toda la geografía española, aunque es más frecuente en zonas
próximas a ríos, marismas o zonas de regadío; las regiones más afectadas son Canarias,
Huelva, Salamanca, ribera del Ebro y litoral mediterráneo.
Existen productos para la prevención
de la aparición de la enfermedad, siendo aconsejable realizar el diagnóstico de
la posible parasitación antes de utilizarlos (mediante la prueba en sangre). Se
recomienda su empleo desde marzo hasta octubre aproximadamente, principalmente
si viajamos con nuestra mascota a alguna de las zonas mencionadas o vivimos en
ellas.
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