Desde principios del 2012 y tras más de
20 años en desarrollo ya está comercializada la vacuna frente a la Leishmaniosis. Como aún son bastantes las dudas que
nos plantean en consulta sobre esta vacuna, vamos a intentar responder a las
más frecuentes.
Antes de vacunar al perro tomaremos una muestra de su sangre y le
realizaremos una prueba específica para asegurarnos de que esté libre de
Leishmania.
La primera vez que vacunamos a nuestro perro tenemos que poner 3 dosis de forma subcutánea, con un intervalo entre vacunas de 3 semanas para conseguir
alcanzar una inmunidad óptima.
La revacunación es anual: los siguientes años aplicaremos una
única dosis de recuerdo a nuestra mascota.
Los efectos secundarios de esta vacuna son los equivalentes a
cualquier otra vacuna: dolor e inflamación en la zona de inyección (el día de
la vacunación podemos aplicar frío localmente, y calor en días posteriores),
fiebre, hipotensión, y en casos muy raros reacciones anafilácticas (urticaria,
inflamación del hocico, ojos,…). Esta vacuna no puede producir la leishmaniosis en el
perro que estamos vacunando puesto que no incluye el parásito, sino una
proteína que produce la leishmania y que es la que estimula las defensas en el
animal.
A
pesar de que la tasa de protección de
esta vacuna es alta, no es del 100%, por lo que es recomendable que durante los
meses de primavera-verano, se continúen utilizando los collares o pipetas
repelentes de mosquitos para reforzar la protección del perro.
Si tienes más dudas sobre la vacunación de tu perro, consulta a tu veterinario.
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