La Displasia de Cadera es una
patología que preocupa a muchos propietarios de perros, sobre todo de razas
grandes, por las graves consecuencias que conlleva en la movilidad de sus
mascotas.
La Displasia de Cadera es una enfermedad articular
que consiste en una conformación anormal de la articulación coxofemoral
(articulación de la cadera).
Es una patología
hereditaria pero no congénita. ¿Qué quiere decir esto? Significa que es una
enfermedad que se transmite genéticamente de padres a hijos (hereditaria) pero
que no se manifiesta en el momento del nacimiento (no es congénita); el
cachorro nace con las caderas normales pero las anomalías aparecerán durante el
crecimiento y desarrollo del perro.
Se desconoce
la causa concreta que la produce pero lo que sí se sabe es que es una
enfermedad multifactorial: hay diferentes elementos que influyen sobre su desarrollo. Estos factores pueden ser la alimentación (una dieta
muy energética es perjudicial) y el ejercicio (la obesidad y el ejercicio
exagerado no son deseados). Está asociada a desequilibrios entre el desarrollo
de la musculatura y un crecimiento rápido del esqueleto.
En la displasia se
produce una deformación de la cabeza del fémur y/o del acetábulo, la oquedad de
la cadera donde articula la cabeza femoral, lo que conlleva a que no encajen
perfectamente. Y esta imperfección articular es la causa del problema; la
laxitud e inestabilidad de la articulación originará roces entre las
estructuras óseas lo que desembocará con el tiempo en una degeneración
articular, inflamación, lesiones de los cartílagos articulares, pequeñas
fracturas óseas (osteofitos) y luxaciones (todos ellos procesos bastante
dolorosos). Finalmente el perro padecerá artrosis (en mayor o menor medida)
pudiendo comprometer la movilidad del animal
e incluso en casos graves desembocando en la tan dura decisión de
eutanasiar al animal.
Contrariamente a lo que
la mayoría de la gente cree, la displasia de cadera no solo la padecen las
razas grandes como el San Bernardo, Rottweiler, Labrador Retriever, Pastor
Alemán, Golden Retriever, Mastín etc..., sino que también se presenta (y cada
vez más) en razas medianas como el Cocker o el Epagneul Bretón entre otros.
La sintomatología
dependerá de la gravedad del proceso, edad y tamaño del perro. Los síntomas
incluyen desde diversos grados de cojera hasta dificultad para moverse y sobre
todo para levantarse; empeoran después del ejercicio y cuando el perro
sobrecarga las extremidades posteriores (p. ej. al subir escaleras).
El diagnóstico se realiza
mediante radiografía de cadera, bajo anestesia o sedación profunda. Esta
radiografía diagnóstica se puede realizar a partir de los 6 meses de edad.
Actualmente existe una técnica radiográfica llamada de distracción o Penn-Hip
que adelanta la edad de diagnóstico a los 4 meses. Es importante saber que para
realizar una radiografía de displasia de cadera no hay que esperar a que
aparezcan los síntomas; puede hacerse para descartar la enfermedad.
En el Labrador desde las
primeras semanas de vida disponemos además de otra técnica de diagnóstico. Esta
tecnología permite, a partir de una simple muestra de sangre, obtener el ADN
del perro y analizar los marcadores genéticos de interés asociados a Displasia
de cadera, determinando así la predisposición genética de un Labrador Retriever
de raza pura a desarrollar esta enfermedad. Con la información obtenida se pueden identificar por un lado los perros
con una alta probabilidad de estar libres de displasia de cadera (se les podrá
seleccionar como reproductores), y por otro, los perros con una alta
predisposición a desarrollar displasia. En este segundo caso podremos
establecer un calendario óptimo de seguimiento que permita tomar medidas
preventivas para retardar el progreso de la patología.
El tratamiento se debe
evaluar en cada caso de forma individual, y dependerá de la gravedad de los
síntomas, el grado de alteración radiográfica, la edad del animal, la raza y
tamaño del perro y su estilo de vida. Con estos datos, podremos recomendar el
tipo de tratamiento, que será médico, quirúrgico o una mezcla de ambos.
Actualmente disponemos de
algunas “armas” para prevenir o minimizar los síntomas de la displasia, tales
como condroprotectores (ayudan a proteger el cartílago articular de los
microtraumatismos que se producen en una cadera displásica), piensos de gama
alta (muy importante alimentar a nuestras mascotas con este tipo de piensos
pues están formulados minuciosamente para aportar la cantidad de energía
necesaria según la raza o tamaño del perro). También existen piensos ideados
exclusivamente para el tratamiento de
esta patología o de cualquier otra patología articular.
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